Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el mercado inmobiliario español sigue creciendo, registrando su noveno mes consecutivo de crecimiento positivo. En marzo de 2024 se registraron 62.808 transacciones de compraventa de viviendas, un 5,2% más que en febrero y un 40,6% más que en marzo del año pasado. Esta cifra no solo es la más alta para un mes de marzo desde 2007, sino que también refuerza un crecimiento anual del 20,7% al cierre del primer trimestre de 2025.
El crecimiento se ha producido en ambos segmentos del mercado:
- Vivienda nueva: las operaciones aumentaron un 64,2% interanual, alcanzando las 14.562.
- Vivienda de segunda mano: subió un 34,8%, con un total de 48.246 transacciones.
En cuanto a la distribución, el 76,8% de las operaciones correspondieron a viviendas de segunda mano, mientras que las nuevas representaron el 23,2%. El mercado libre sigue siendo dominante: el 93,2% de las transacciones (58.568) fueron de viviendas libres, y el 6,8% (4.240) de vivienda protegida. Ambas categorías registraron aumentos anuales: un 41% en el mercado libre y un 35,8% en el de protección oficial.
Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, destacó la solidez de la demanda, gracias a la cual se han vendido 673.000 viviendas en los últimos 12 meses, superando los niveles de 2022. Sin embargo, advirtió sobre un desequilibrio: «La escasez de oferta aumenta la presión sobre los precios. En ciudades como Madrid, el crecimiento anual de los precios ya supera el 24%».
Diferencias regionales
Casi todas las comunidades autónomas mostraron una evolución positiva, salvo Navarra (-7,9%). El mayor crecimiento en marzo se registró en:
- Castilla y León: +66,1%
- País Vasco: +65,1%
- Extremadura: +62,7%
- Castilla-La Mancha: +60,2%
- Andalucía: +55,1%
El menor crecimiento se dio en las Islas Canarias (+1,8%), por debajo de la media nacional (+40,6%). Madrid (+24,6%) y la Comunidad Valenciana (+21,1%) también estuvieron por debajo del promedio nacional.
El mercado muestra una gran actividad, impulsada por la estabilidad económica y la demanda acumulada. No obstante, el principal problema sigue siendo el desajuste entre la alta demanda y la limitada oferta, especialmente en las grandes ciudades. Los expertos prevén que esta tendencia se mantendrá a corto plazo, afectando tanto a los precios como a la accesibilidad de la vivienda.